La anatomía invisible del ser humano

El universo entre el que vivimos está compuesto de algo más que materia. Esto ya no admite discusión. La ciencia moderna tuvo que reconocer que para que las ondas de radio viajaran o fuera posible

El universo entre el que vivimos está compuesto de algo más que materia. Esto ya no admite discusión. La ciencia moderna tuvo que reconocer que para que las ondas de radio viajaran o fuera posible ver la televisión, era necesario validar la existencia del elemento del éter.

Somos mucho más que nuestra apariencia física, tenemos emociones, sentimientos, una cultura entre la que nos mezclamos y compartimos y sin embargo, esto es invisible. La diferencia entre estos valores y los materiales estriba en que lo que no vemos no se pueden medir. La ciencia está avanzando hacia el descubrimiento de métodos que permitan cuantificar esta realidad invisible que nos afecta y nos condiciona. En base a esto, se ha tenido que reconocer la existencia de energías no perceptibles por los sentidos físicos. Han clasificado las fuerzas primarias del universo:

  • Fuerza fuerte.
  • Fuerza electromagnética.
  • Fuerza débil.
  • Fuerza gravitacional.

Las antiguas tradiciones evocaban a estas fuerzas como elementos aludiendo a la observación del mundo que percibían: aire, agua, tierra y fuego.

Cuerpos sutiles

Cuerpo físico

Cuerpo etérico

Conocido también como cuerpo emocional. Una vez que se tiene conciencia de los movimientos del cuerpo físico es perceptible en forma de vibraciones que notaremos que nacen del cuerpo etérico. Se puede detectar en qué momento se generan emociones como la ira, la envidia, el amor, la alegría, el odio. Los sentimientos que nacen y crecen expandiéndose por el cuerpo etérico se pueden detectar y controlar para dirigirlos de la manera que decidamos.

Cuerpo astral

La detección del cuerpo astral es mucho más sutil. Solo cuando hayamos conectado con conciencia plena con el cuerpo físico y etérico podremos sentir el cuerpo astral que es una extensión de esas emociones que se han originado en el cuerpo etérico para seguir una evolución y durante este camino hemos sido capaces de reconocerlas y distinguirlas. Las emociones se han convertido en acciones. Cuando atraviesan el cuerpo etérico se han convertido en reacciones. Todas estas emociones tienen su origen en una misma sustancia manifestada por la energía vital que se ve alterada o distorsionada por esquemas mentales.

Se asocia al cuerpo emocional. Aquí residen los deseos y los temores.

cuerpo mental

Relacionado con el tercer chakra, el del plexo solar. Tiene una frecuencia vibratoria más elevada, asociándose a la manifestación del intelecto. Con esta capa concluye la manifestación de la energía que se asocia al cuerpo físico (cuerpo mental, cuerpo astral y cuerpo etérico).

Cuerpo espiritual

cuerpo causal

Aquí comienza la transición del plano físico con el plano mental o espiritual. Se compone de las capas quinta, sexta y séptima del aura asociadas a los chakras con las mismas respectivas posiciones. En sentido descendiente adapta la energía espiritual que se funde con la energía de los chakras inferiores para transformarse y equilibrarse. La energía ascendente depura y eleva la vibración de los chakras inferiores correspondientes a las tres primeras capas del aura más cercanas al cuerpo físico, mientras que los chakras superiores hacen descender la energía de la creación para ayudar dando un sentido de transformación en la realidad física. Se unen en el cuarto chakra, el corazón.

Todos estos cuerpos se entrelazan y se consideran en conjunto como el aura. Se expanden y se contraen, cambian de color en función de la gestión emocional, los pensamientos o durante el proceso de los sentimientos. Detectarlos ayuda a vivir con una conciencia más plena.

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