¿Por qué será que algunas personas aparentan mucha menos edad de la que tienen? Se solía creer que estas personas con apariencia juvenil habían sido afortunadas, tocadas por la varita mágica de la buena genética.
¿Por qué será que algunas personas aparentan mucha menos edad de la que tienen?
Se solía creer que estas personas con apariencia juvenil habían sido afortunadas, tocadas por la varita mágica de la buena genética. Puede que existan métodos alternativos que podamos hacer servir.
CULTIVAR LA JUVENTUD ESPIRITUAL
Uno de nuestros mejores aliados:
- Aprender.
- Tener inquietudes, ganas de conocer.
- Evitar pensamientos negativos.
- Mantener la ilusión por vivir, por cambiar lo que nos disgusta de nuestra vida.
Y creer que podemos hacerlo. Todo esto produce un efecto rejuvenecedor en el espíritu que se refleja en nuestra apariencia física. A esto se le conoce como la limpieza interna. Cuidar los pensamientos que llegan a nuestra mente, descartar los negativos o los que nos hacen daño; aquellos que en vez de sumar, restan.
La limpieza interna es similar a la externa en concepto.
Igual que nos preocupamos por nuestro aspecto externo, nuestra condición interna debería de estar también considerada. Lamentablemente, muchas veces esto no ocurre y se comprende la dificultad que existe para hacerlo. Pero es un trabajo necesario y el esfuerzo siempre valdrá la pena. La calma mental es una de las herramientas más valiosas que hará que los números que celebramos o lamentamos cada año, pasen a ocupar un menor protagonismo.
CUIDAR LAS EMOCIONES
EVITAR JUZGAR, PREJUZGAR Y CRITICAR
Esa tendencia insana del ser humano a juzgar o prejuzgar situaciones que ni ha investigado ni conoce en profundidad… Quedarse en la superficie del tema a tratar es cómodo y agradable. Al cerebro le encanta vivir en modo automático, por eso, esforzarse en hacerse preguntas para analizar alguna situación le da pereza. La buena noticia es que cuando eres consciente de su juego, es suficiente para que comience la transformación.
RECONOCER EN CADA PERSONA A UNA MAESTRA
Realmente todas lo somos. Cada persona que se cruza en nuestro camino nos enseña y viceversa. No siempre recibimos lecciones agradables, incluso, lo más probable es que aprendamos mucho más de esas personas que nos hayan provocado más daño y sufrimiento.
Cada vez somos más conscientes de que tenemos que aprender, reflexionar, analizar y valorar la situación y la lección, por muy dura que sea. Estos espejos que nos muestran una parte de nosotras que reconocemos a menudo en ellos y que a la vez nos suele molestar. Entrenan nuestra paciencia, equilibran nuestro ego y nos dan la oportunidad de aprender de nuestros errores distinguiendo sus conflictos que alguna vez quizás también fueron los nuestros. Es una lección difícil especialmente si sentimos que nos tratan de manera injusta o se enfocan en dañarnos, en destruirnos. Estas situaciones son oportunidades para conocernos, descubrir nuestras capacidades y descender hacia nuestra esencia.
Y si pasamos la lección, atravesaremos por un renacimiento que nos hará entender las cosas de otra manera. Vivir en otra frecuencia. Este es el secreto de la juventud. Vibrar en consonancia con lo que realmente somos. No lo cuentes.